Ante la posibilidad de que pueda existir un 10º planeta aún sin descubrir, y en vista de la numerosa información que existe al respecto, se ha decidido publicar un historial de acontecimientos previos. Creer o no en su existencia es una decisiòn muy personal que cada uno deberemos aceptar.
Cuando se descubrieron perturbaciones en la órbita de Saturno, los cálculos matemáticos de los astrónomos predijeron la existencia de otro planeta. Fue gracias a estas predicciones que William Hershell descubrió el planeta Urano en 1781. Pero los astrónomos no tardaron en descubrir que también Urano sufría perturbaciones en su órbita, por lo que la búsqueda de otro planeta no cesó.
En el siglo XIX, John Keljerms, matemático y astrónomo, predijo la existencia y posicionamiento de un objeto de gran tamaño en el sistema solar exterior. Uno que él pensaba tenía la fuerza suficiente como para perturbar la órbita del planeta Urano. Posteriormente, en el año 1846, el astrónomo alemán John Galle, utilizando estas predicciones matemáticas, descubrió el planeta Neptuno. Sin embargo, las perturbaciones halladas en la órbita de Neptuno dejaron bien claro que la causa de todas las perturbaciones todavía estaba por descubrir.
Cuando Clyde Tombaugh descubrió el planeta Plutón en 1930, muchos suspiraron aliviados pensando que ya habían resuelto el misterio, pero los cálculos matemáticos pronto probaron que la masa de este pequeño planeta era insuficiente como para causar perturbaciones en Neptuno. La búsqueda del 10º planeta continuó.
El 26 de enero de 1983, la NASA lanzó el Satélite Infrarrojo Astronómico (IRAS). Algunos investigadores independientes del Planeta X mantienen que el propósito de este satélite es el de buscar el Planeta X en el cielo.
Cuatro días después de su lanzamiento, John Noble Wilford escribía un artículo interesante en el New York Times. Artículo publicado en “The New York Times”
Domingo, 30 de enero de 1983.
Por John Noble Wilford
Idioma original: inglés
Tìtulo del Artìculo: "Aumentan las claves en la bùsqueda del Planeta X".
"Algo ahí fuera más allá de nuestro conocimiento del sistema solar conocido parece estar perturbando a Urano y Neptuno. Una intensa fuerza gravitacional perturba a estos dos planetas gigantes, causando irregularidades en sus órbitas. Esta fuerza sugiere la presencia de un objeto lejano, grande, e invisible, que podría ser el largamente buscado Planeta X. Las pruebas recopiladas durante los últimos años han conducido a varios grupos de astrónomos a retomar la búsqueda del 10º planeta. Ahora invierten más tiempo en sus observaciones visuales con el telescopio situado en el Monte Palomar, en California.
Siguen la pista de dos naves Pioneer, que se aproximan ahora a la órbita del distante Plutón, para comprobar si las variaciones en sus trayectorias les pueden aportar las pistas de la procedencia de esta misteriosa fuerza. Y esperan que el satélite lanzado la semana pasada pueda detectar la emisión de calor de ese planeta, o de lo que sea que hay ahí fuera.
El Satélite Infrarrojo Astronómico fue lanzado el martes por la noche a una órbita polar de una altura de 896 kilómetros desde la Base de las Fuerzas Aéreas Vandenberg, en California. Implica una inversión de 80 millones de dólares apoyada por los Estados Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos. Durante los próximos seis a siete meses, el telescopio espera llevar a cabo un amplio sondeo de prácticamente todo el cielo, detectando fuentes de una luz no habitual, sino de una radiación infrarroja, que es invisible al ojo humano y muy absorbido por la atmósfera. Los científicos esperan que este nuevo telescopio descubrirá miles de objetos de emisión infrarroja que habían pasado indetectables – estrellas, nubes esterales, asteroides y, con suerte, el objeto que perturba a Urano y Neptuno.
La última vez que se llevó a cabo una búsqueda tan intensa de los cielos, condujo al descubrimiento de Plutón en 1930, el noveno planeta. Aunque la historia empieza mucho antes, después del descubrimiento de Urano en 1781 por el astrónomo y músico británico, William Herschel. Hasta entonces, el sistema planetario parecía terminar con Saturno.
Mientras los astrónomos observaban a Urano, se percataron de irregularidades en su órbita, por lo que muchos especularon que estaban siendo testigos de una fuerza gravitacional de un planeta desconocido. Así comenzó la primera búsqueda planetaria, basada en las predicciones de los astrónomos, y que concluyó en 1840 con el descubrimiento de Neptuno, casi de forma simultánea por astrónomos ingleses, franceses y alemanes.
Pero Neptuno no era lo suficientemente grande como para ser el único causante de los cambios en la órbita de Urano. De hecho, Neptuno en sí mismo se estaba viendo afectado por un planeta todavía más remoto. A finales del siglo XIX, dos astrónomos americanos, William H. Pickering y Percival Lowell, predijeron el tamaño y ubicación aproximada del objeto que afectaba a Neptuno, y que Lowell llamó el 10º planeta o Planeta X.
Años más tarde, Clyde W. Tombaugh detectó Plutón mientras trabajaba en el Observatorio Lowell en Arizona. Sin embargo, algunos astrónomos pensaron que podría no ser el Planeta X de la predicción. Observaciones posteriores lo confirmaron. Plutón era demasiado pequeño para cambiar las órbitas de Urano y Neptuno; la masa combinada de Plutón y su recientemente descubierto satélite Charon sólo es una quinta parte de la luna de la Tierra.
Cálculos recientes realizados por el Observatorio Naval de los Estados Unidos han confirmado la perturbación orbital de Urano y Neptuno, que el Dr. Thomas C. Van Flandern, un astrónomo en el observatorio, dice que podría explicarse sólo mediante “un planeta sin descubrir”. Tanto él como su colaborador, el doctor Robert Harrington, calcularon que el 10º planeta debería ser entre dos a cinco veces el tamaño de la Tierra y tener una órbita elíptica que lo sitúe unos 8 billones de kilómetros más allá de Plutón – es decir, muy lejos – pero dentro de la influencia gravitacional del Sol.
Algunos astrónomos han reaccionado con cautela ante las predicciones del 10º planeta. Recuerdan la larga, e inútil búsqueda del planeta Vulcano dentro de la órbita de Mercurio. Vulcano finalmente no apareció. No existía. Se preguntan si un objeto tan inmenso como el 10º planeta escaparía al exhaustivo reconocimiento realizado por el doctor Tombaugh, quien afirmaba que no se encontraba en las dos terceras partes del cielo que había examinado. Pero, según el doctor Ray T. Reynolds, del Centro de Investigación Ames en Mountain View, California, otros astrónomos “están tan seguros del planeta X, que creen que sólo falta asignarle un nombre”.
En una reunión científica mantenida el verano pasado, los partidarios del 10º planeta tendían a prevalecer. Se ofrecieron explicaciones alternativas a las de un planeta fuera de nuestro sistema solar. Según algunos científicos, esa cosa de ahí fuera bien podría ser un agujero negro sin descubrir o una estrella de neutrones pasando cerca del Sol. Los defensores del 10º planeta rechazaron estas sugerencias. El material que cae dentro del campo gravitacional de un agujero negro, los restos de una enorme estrella después de su colapso gravitacional, deberían ser detectables por rayos-x, y añadieron que ningún rayo-x había detectado algo semejante. Una estrella de neutrones, una estrella menos masiva que se colapsa a un estado de alta densidad, debería afectar el curso de los cometas, y mencionaron que estos cambios no se habían observado.
Se dio más credibilidad a la hipótesis de que una enana marrón fuera la fuerza misteriosa. Esta es la denominación informal de los astrónomos para hablar de cuerpos celestiales que no eran lo suficientemente masivos como para mantener reacciones nucleares continuas de fusión del hidrógeno en su núcleo y entrar en ignición; quizás como el grandioso planeta Júpiter, no lograron convertirse en estrellas con iluminación propia.
“La mayoría de las estrellas son pares, por lo que no es irrazonable pensar que el Sol tiene un compañero igual. Es más, una enana marrón en su cercanía podría no reflejar la luz suficiente como para ser observada desde lejos”, mencionó el doctor John Anderson, del Laboratorio de Propulsión Jet en Pasadena, California. No obstante, sus fuerzas gravitacionales, deberían producir energía detectable por el Satélite Infrarrojo Astronómico.
Sea lo que sea esta misteriosa fuerza, una enana marrón o un planeta más grande, el doctor Anderson dijo que era “bastante optimista” de que el telescopio por infrarrojo pudiera afinar y que la nave Pioneer pudiese aportar un cálculo aproximado de la masa del objeto. Por supuesto, nadie puede estar seguro de que incluso este descubrimiento pueda definir los límites de nuestro sistema solar”. Transcripción parcial del artículo publicado en “The Washington Post”
Domingo, 30 de diciembre de 1983.
Por el doctor Robert Harrington
Idioma original: inglés
“El cuerpo misterioso fue observado en dos ocasiones por el satélite infrarrojo cuando escaneaba el cielo norte desde enero hasta noviembre, hasta que se quedó sin el helio congelado que permite que este telescopio pueda observar los cuerpos más fríos que surcan los cielos. La segunda observación tuvo lugar seis meses después y sugiere que el cuerpo misterioso no se había movido desde su posición en el cielo cerca del borde oeste de la constelación de Orión.
“Esto sugiere que no es un cometa, porque un cometa no sería tan grande como lo que hemos observado y un cometa probablemente se habría movido”, dijo Houck. “Un planeta podría haberse movido si estuviese a 50 billones de millas, pero podría ser un planeta incluso más lejano y no haberse movido en estos seis meses”.
Posteriormente, en un artículo publicado el 10 de septiembre de 1984 por U.S. News and World Report, Gerry Neugenbaur, director del Observatorio Palomar del Instituto de Tecnología de California, decía: “Todo cuanto puedo decir es que todavía no sabemos lo que es”.
Algunos astrónomos dicen que el objeto que emite calor es una estrella colapsada que no se había descubierto o posiblemente una enana marrón, un cuerpo celeste que no llegó nunca a convertirse en una estrella. Sin embargo, un número creciente de astrónomos insisten en que el objeto es una masa gaseosa que evoluciona lentamente en un planeta.
Durante décadas, los astrónomos han observado que las órbitas de dos gigantescos y distantes planetas, Neptuno y Urano, se desvían lentamente del camino que deberían según las leyes de la física. La fuerza gravitacional del Planeta X podría ser la explicación a esta desviación.
“Por otra parte”, dice Neugebaur, “si podemos mostrar que nuestro propio sistema solar todavía está creando planetas, sabremos que está sucediendo también alrededor de otras estrellas”. En un comunicado de prensa de 1992, según Sitchin, la NASA explicaba: “Desviaciones inexplicables en las órbitas de Urano y Neptuno apuntan a la existencia de un gran objeto en el sistema solar exterior, de 4 a 8 veces la Tierra, en una elevada órbita muy inclinada, más allá de 11 billones de kilómetros del Sol”.Muchos científicos y astrónomos relacionados con esta investigación creen que, debido a la abrumadora evidencia, los gobiernos del mundo ya son muy conscientes de lo que está sucediendo con respecto a la aproximación de este objeto masivo, que los preparativos están en marcha, y que los desmentidos oficiales y falta de información en los medios de comunicación son debido a la intención de no causar el pánico global acerca de lo que podría suceder cuando tenga lugar el evento. La especulación, en base a las tendencias mundiales de los últimos veinte años y a la postulación científica, es que tal acontecimiento, conforme se acerca cada vez más el objeto, afectará cada vez más al campo magnético de la Tierra potenciando la actividad sísmica y los desastres naturales en todo el globo.
Según los expertos, cuando el Planeta X sobrevuele finalmente la Tierra, podría comenzar un violento fenómeno cósmico y durar varios meses, afectando a la Tierra de formas muy intensas, mientras el planeta se ve bombardeado por tormentas solares y rayos cósmicos.
Además, los expertos puntualizan que los gobiernos del mundo ya se están preparando y que a través de 12 satélites, situados sobre el Polo Norte y Europa, han descubierto una grieta importante en el campo electromagnético de la Tierra.
Entre las pruebas de los preparativos del gobierno circula la teoría de un proyecto clandestino de la NASA de lanzar varios satélites para supuestamente detectar y advertir, que satélites antiguos podrían haber ampliado su tiempo de vida, y que se podría estar construyendo un nuevo observatorio con un telescopio nuevo por infrarrojos a instalar dentro de una instalación de los Estados Unidos en el Polo Sur.
En el año 2003, se lanzó el Telescopio Espacial Spitzer, uno de los telescopios más grandes por infrarrojos. Además, ahora tenemos el Observatorio de la Estratosfera, por la Astronomía Infrarroja, mediante un avión jumbo preparado con telescopios a bordo para el estudio astronómico.
El SPT, o Telescopio del Polo Sur, es un telescopio por ondas, construido recientemente en la Antártica para monitorear objetos no observados en una franja visible. Los franceses tampoco se han quedado atrás y han construido el telescopio Concordia, supuestamente para monitorear la actividad sísmica en Júpiter.
En diciembre de 2008, comenzó a funcionar el nuevo Pan-Starr (Telescopio de Investigación Panorámica y Sistema de Rápida Respuesta) en el monte Haleakala, en Maui, Hawai. Equipado con la mayor cámara de grabación digital de 1,4 billones de pixels por imagen. Este aparato está diseñado para buscar y encontrar cualquier asteroide, cometa o cualquier otro planeta que pueda suponer una amenaza para el planeta Tierra.
Curiosamente, el telescopio conocido como Hubble, que en principio tendría que haber terminado su misión en el año 2007, fue reprogramado para que continuara funcionando hasta el año 2013. Y en agosto de 2008, al telescopio Hubble le fue añadido un hardware “clasificado”, así como escudos especiales de calor.
En abril de 2010, se añadió a esta larga lista de observatorios el telescopio Lucifer, en el monte Graham, cerca de Wilcox, Arizona. El telescopio, propiedad del Vaticano, es el telescopio óptico, binocular, más grande del mundo, diseñado para aportar observaciones sin precedentes de objetos cercanos a los infrarrojos. Su tecnología por infrarrojos y su nombre, parecen querer dar a entender que también el Vaticano busca el Planeta X.
Existe una supuesta filtración de los servicios secretos del Vaticano que habla acerca de un proyecto denominado “Secretum Omega”, que implica una aventura secreta en conjunto con la NASA. Según esta fuente extra oficial, el telescopio por infrarrojos del Estado del Pontífice, “Siloe”, habría sido lanzado al espacio en 1995 para monitorear la aproximación de Nibiru. El informante también ha revelado que, aparte de los posibles efectos catastróficos del paso de este planeta, este objeto celestial alberga una raza de alienígenas, tecnológicamente avanzados, que no vendrán en son de paz.
Por otro lado resulta curioso el reciente pacto firmado entre Rusia y los Estados Unidos de América, por el que científicos del espacio van a trabajar en conjunto para crear escudos protectores alrededor de la Tierra, puede que no sea para defendernos de agresiones con misiles nucleares, sino para los objetos y escombros espaciales procedentes de Nibiru.
Lo que es evidente es que, de existir, si este objeto de gran tamaño llega en el 2012 o si tarda otro siglo en aparecer, cuando lo haga podría ser un problema importante para la Tierra.
Título del artículo: "Alineamiento en el 2012"
El 21 de diciembre de 2012 tendrá lugar un fenómeno astronómico que sucede en nuestra galaxia cada 26.000 años. Nuestro Sol se alineará con el centro de nuestra galaxia, o con el Ecuador Galáctico1, durante el Solsticio de Invierno2.
Desde la tierra, la Vía Láctea se observa como una banda de estrellas, ancha y luminosa, que se estira en forma de arco sobre nuestras cabezas. Presenta varias manchas oscuras causadas por polvo estelar. La más prominente de ellas, en forma de una gran grieta, corre a lo largo de la galaxia. Los astrónomos mayas se habían percatado de que el sol del solsticio de invierno se iba desplazando lentamente hacia la Vía Láctea. Calcularon que al amanecer, el 21 de diciembre de 2012, el sol se encontraría en la grieta oscura, presentando un alineamiento único de estos dos cuerpos celestes.
El alineamiento de 2012, conocido como Alineamiento Galáctico4, traerá un cambio que comenzará el 21 de diciembre de 2012. Se dice que este alineamiento en concreto de planetas y de la grieta oscura del centro de la Vía Láctea, tiene lugar por primera vez desde la creación de nuestra era actual, nuestro mundo actual. Por primera vez en la historia registrada, en lugar de mirar hacia el extremo de la galaxia, estaremos mirando desde abajo del plano galáctico.
El lento proceso por el cual está a punto de darse esta alineación es una función de un fenómeno de astronomía conocido como precesión de equinoccios5. El ciclo se completa cada 26.000 años.
Algunos están convencidos de que este evento podría poner la Tierra en peligro de ser succionada a un agujero negro en el centro de la grieta oscura de la Vía Láctea. Otros piensan que dado que existe un alineamiento similar que implica solo el sol y la Vía Láctea cada Solsticio de Invierno en diciembre, que no hay nada de qué preocuparse. Pero hay otros emplazamientos planetarios extraños que tendrán lugar en el cielo con este alineamiento de 2012 que nos situará por debajo del plano del Ecuador Galáctico por primera vez en la historia conocida del mundo.
Al mismo tiempo que miraremos debajo de la grieta galáctica, desde el lugar opuesto del Ecuador Galáctico, también se producirá un eclipse anular solar6 y Venus pasará frente al sol. Por lo tanto, en el 2012 este alineamiento no solo emplazará a la Tierra en una intersección con el Ecuador Galáctico, sino que haciendo esto precisamente se alineará con el centro de la Galaxia donde existe un máximo de masa. Esta pesada masa significa un aumento en la gravedad, creando una influencia mayor desde el baricentro de nuestro Sol. Los astrólogos y algunos astrónomos predicen que este alineamiento provocará efectos adversos en la Tierra. Implica un rápido aumento en las interrupciones solares como parte de este fenómeno celestial (es decir, tormentas solares).
Además de todo lo que sucederá con el alineamiento de 2012, tendrán lugar otras dos contrariedades en nuestro sistema solar. Una de ellas es conocida como la Cruz Galáctica que está conectada a la Llave de Salomón. Esta formación es el resultado del resto de los planetas en nuestro sistema solar alineados en dirección opuesta a la Vía Láctea para formar una cruz en el cielo.
La Cruz Galáctica ha sido esperada desde los tiempos remotos del mundo de esta era en la que vivimos. El alineamiento de la Cruz Galáctica es de especial interés en Escuelas Místicas, sociedades secretas y en lo oculto.
Los Cherokee7 tienen una Constelación de Rattlesnake que mantiene otra formación diferente de cartografía antigua del cielo. Rattlesnake aparecerá en el cielo en 2012, según su calendario antiguo exactamente el 18 de diciembre de 2012, y marca el comienzo del Tiempo-Destiempo que durará tres días. Por lo tanto, esto significa que el Tiempo-Destiempo terminará el 21 de diciembre de 2012.
No hay mucha información publicada sobre la Constelación de Rattlesnake. Hay más en la historia, pero los Cherokee no han publicado el resto de las instrucciones de sus antepasados. Su razonamiento es simple, no saben que necesitamos el resto de la información y quizás a su debido tiempo será claro que es de utilidad para el resto del mundo. Todo apunta a que la Constelación de Rattlesnake podría ser la misma que el alineamiento de la Cruz Galáctica.
El año 2012 también se presenta con el máximo solar, un evento que tendrá efecto durante todo el año. Según la NASA, se espera que sea un máximo solar8 excepcionalmente fuerte. La NASA ha explicado en su web que esperan que el máximo solar de 2012 sea posiblemente tan “severo” como en 18599, o incluso peor que entonces. Hay que añadir a este tema los efectos gravitacionales que la aproximación de la Galaxia añadirá a la influencia de la actividad dañina del Sol y que será fácil de observar el 21 de diciembre de 2012.
Referencias:
El ecuador galáctico es el segmento que divide la Vía Láctea en dos mitades. Similar al tiempo del equinoccio cuando el Sol parece cruzar el Ecuador terrestre y con ello entra en un nuevo hemisferio. Curiosamente, el 21 de diciembre de 2012, se dará una alineación exacta entre la Tierra, el Sol, y el Ecuador Galáctico.
El solsticio de invierno corresponde al momento en el que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Dependiendo de la correspondencia con el calendario, suele tener lugar entre el 20 y el 23 de diciembre todos los años en el hemisferio norte, y entre el 20 y el 23 de junio en el hemisferio sur.
El nombre Vía Láctea proviene de la mitología griega y en latín significa camino de leche. Es la galaxia espiral en la que se encuentra el Sistema Solar y, por consiguiente, la Tierra. Posee una masa de 1012 masas solares y es una espiral barrada con un diámetro de unos 100 000 años luz. Se calcula que contiene entre 200 mil millones y 400 mil millones de estrellas. La distancia desde el Sol hasta el centro de la galaxia es de alrededor de 27 700 años luz.
El Alineamiento Galáctico es el alineamiento del Sol del Solsticio de Invierno con el Ecuador Galáctico. Este alineamiento sucede como resultado de la precesión de los equinoccios.
En astronomía, la precesión de los equinoccios es el cambio lento y gradual en la orientación del eje de rotación de la Tierra, que, como el bamboleo de una peonza (giroscopio), inducido por la gravedad, traza un cono en un ciclo de aproximadamente 25 776 años.
Un eclipse solar es el fenómeno que tiene lugar cuando la Luna oculta al Sol, desde la perspectiva de la Tierra. Esto se produce únicamente cuando existe luna nueva. Se dice que es anular cuando la Luna se encuentra cerca del apogeo y su diámetro angular es menor que el solar, de forma que en la fase máxima permanece visible un anillo del disco del Sol.
Los chéroqui son los indígenas de Norteamérica que habitaban el territorio actual de los estados de Alabama, Georgia, Kentucky, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia en el sudeste de los Estados Unidos. Posteriormente, la mayoría de ellos fueron forzados a trasladarse a la meseta Ozark, en Oklahoma. Esta tribu era uno de los pueblos que se agrupaban en las “cinco tribus civilizadas”.
El máximo solar tiene lugar en un ciclo de aproximadamente 11 años. Existe un mínimo solar y un máximo solar. El último máximo solar tuvo lugar en 2001, y el último mínimo solar fue en 2006. Se calcula que el próximo máximo solar tendrá lugar en el año 2012. Según un artículo publicado por la NASA en su página web en 2006, llamado “Advertencia sobre una Tormenta Solar”, explicado por el Dr. Tony Phillips, el máximo solar de 2012 será el más intenso desde 1859, cuando se produjo una gran explosión solar.
La tormenta solar de 1859 fue la más potente registrada en la historia. A partir del 28 de agosto se observaron auroras tan abajo como el Caribe, pero el pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, que provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los aparatos empezaron a arder, se registraron numerosos cortocircuitos y cortes que provocaron incendios, otros aparatos funcionaban sin estar conectados. Las anomalías se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando se observaron auroras por toda América del Norte, desde Maine hasta Florida, así como en Europa, Roma, Madrid, La Habana, islas Hawái, etc. Incluso en las Islas Baleares. El campo magnético de la Tierra se deformó ante la intensidad de la llamarada solar, lo que permitió la entrada de particular solares hasta la alta atmósfera. Una tormenta solar de esta magnitud en la civilización actual tendrá efectos catastróficos. Los rayos cósmicos solares erosionarían los paneles solares de los satélites artificiales. Muchos satélites de comunicación resultarían gravemente dañados. Tormentas solares de menor intensidad han afectado los servicios móviles y señales de TV, incluso GPS y redes de electricidad. También han provocado apagones históricos.
Washington Post
Misterio Heavenly Body descubierto, un artículo de primera plana
31-Dic-1983
Un cuerpo celeste posiblemente tan grande como el gigante planeta Júpiter y posiblemente tan cerca de la Tierra que sería parte de este sistema solar se ha encontrado en la dirección de la constelación de Orión por un telescopio en órbita a bordo del satélite de EE.UU. del infrarrojo. Tan misterioso es el objeto que los astrónomos no saben si es un planeta, un cometa gigante, un cercano "protoestrella" que nunca se caliente lo suficiente como para convertirse en una estrella, una galaxia distante tan joven que aún está en proceso de formación de su las primeras estrellas o una galaxia tan envuelta en polvo que ninguno de la luz arrojada por sus estrellas consigue a través de. "Todo lo que puedo decir es que no sabemos lo que es," el Dr. Gerry Neugebauer, científico principal del IRAS para Jet Propulsion Laboratory de California y director del Observatorio de Palomar para el Instituto de Tecnología de California, dijo en una entrevista.
La explicación más fascinantes de este órgano misterio, que es tan frío que no arroja ninguna luz y nunca se ha visto por los telescopios ópticos en la Tierra o en el espacio, es que es un planeta gaseoso gigante, tan grande como Júpiter y tan cerca de la Tierra como 50 mil millones millas. Si bien esto puede parecer una gran distancia en términos terrenales, es un paso en términos cosmológicos, tan cerca, de hecho, que sería el cuerpo celeste más cercano a la Tierra más allá de Plutón, el planeta más alejado. "Si es realmente tan cerca, sería una parte de nuestro sistema solar", dijo el Dr. James Houck de Centro de la Universidad de Cornell de Radio Física y de Investigaciones Espaciales y miembro del equipo científico de IRAS. "Si es tan cerca, no sé cómo los científicos planetarios del mundo, incluso se empiezan a clasificarla."
El misterio del cuerpo fue visto dos veces por el satélite infrarrojo, ya que exploró el cielo del norte desde el pasado enero a noviembre, cuando el satélite se quedó sin el helio superfrío que permitió su telescopio para ver el más frío de los órganos en los cielos. La segunda observación tuvo lugar seis meses después de la primera y sugirió que el misterio del cuerpo no se había movido de su sitio en el cielo cerca de la orilla occidental de la constelación de Orión, en ese momento. "Esto sugiere que no es un cometa porque un cometa no sería tan grande como el que hemos observado y un cometa probablemente se habría movido," dijo Houck. "Un planeta puede haber cambiado si se tratara de tan cerca como 50 mil millones millas, pero todavía podría ser un planeta más distante y no se han movido en un plazo de seis meses.
Sea lo que sea, dijo Houck, el cuerpo misterio es tan frío que su temperatura es no más de 40 grados por encima de "absoluta" de cero, que es 459 grados Fahrenheit bajo cero. El telescopio a bordo de IRAS se enfría tan bajo y es tan sensible que puede "ver" objetos en el cielo que están a sólo 20 grados sobre el cero absoluto. Cuando los científicos de IRAS vio por primera vez el misterio del cuerpo y se calcula que podría estar tan cerca como 50 millones de kilómetros, hubo algunas especulaciones de que podría estar avanzando hacia la Tierra. "No es el correo entrante", Neugebauer de Cal Tech, dijo. "Yo quiero apagar esa idea con tanta agua fría como pueda."
Cuando se descubrieron perturbaciones en la órbita de Saturno, los cálculos matemáticos de los astrónomos predijeron la existencia de otro planeta. Fue gracias a estas predicciones que William Hershell descubrió el planeta Urano en 1781. Pero los astrónomos no tardaron en descubrir que también Urano sufría perturbaciones en su órbita, por lo que la búsqueda de otro planeta no cesó.
En el siglo XIX, John Keljerms, matemático y astrónomo, predijo la existencia y posicionamiento de un objeto de gran tamaño en el sistema solar exterior. Uno que él pensaba tenía la fuerza suficiente como para perturbar la órbita del planeta Urano. Posteriormente, en el año 1846, el astrónomo alemán John Galle, utilizando estas predicciones matemáticas, descubrió el planeta Neptuno. Sin embargo, las perturbaciones halladas en la órbita de Neptuno dejaron bien claro que la causa de todas las perturbaciones todavía estaba por descubrir.
Cuando Clyde Tombaugh descubrió el planeta Plutón en 1930, muchos suspiraron aliviados pensando que ya habían resuelto el misterio, pero los cálculos matemáticos pronto probaron que la masa de este pequeño planeta era insuficiente como para causar perturbaciones en Neptuno. La búsqueda del 10º planeta continuó.
El 26 de enero de 1983, la NASA lanzó el Satélite Infrarrojo Astronómico (IRAS). Algunos investigadores independientes del Planeta X mantienen que el propósito de este satélite es el de buscar el Planeta X en el cielo.
Cuatro días después de su lanzamiento, John Noble Wilford escribía un artículo interesante en el New York Times. Artículo publicado en “The New York Times”
Domingo, 30 de enero de 1983.
Por John Noble Wilford
Idioma original: inglés
Tìtulo del Artìculo: "Aumentan las claves en la bùsqueda del Planeta X".
"Algo ahí fuera más allá de nuestro conocimiento del sistema solar conocido parece estar perturbando a Urano y Neptuno. Una intensa fuerza gravitacional perturba a estos dos planetas gigantes, causando irregularidades en sus órbitas. Esta fuerza sugiere la presencia de un objeto lejano, grande, e invisible, que podría ser el largamente buscado Planeta X. Las pruebas recopiladas durante los últimos años han conducido a varios grupos de astrónomos a retomar la búsqueda del 10º planeta. Ahora invierten más tiempo en sus observaciones visuales con el telescopio situado en el Monte Palomar, en California.
Siguen la pista de dos naves Pioneer, que se aproximan ahora a la órbita del distante Plutón, para comprobar si las variaciones en sus trayectorias les pueden aportar las pistas de la procedencia de esta misteriosa fuerza. Y esperan que el satélite lanzado la semana pasada pueda detectar la emisión de calor de ese planeta, o de lo que sea que hay ahí fuera.
El Satélite Infrarrojo Astronómico fue lanzado el martes por la noche a una órbita polar de una altura de 896 kilómetros desde la Base de las Fuerzas Aéreas Vandenberg, en California. Implica una inversión de 80 millones de dólares apoyada por los Estados Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos. Durante los próximos seis a siete meses, el telescopio espera llevar a cabo un amplio sondeo de prácticamente todo el cielo, detectando fuentes de una luz no habitual, sino de una radiación infrarroja, que es invisible al ojo humano y muy absorbido por la atmósfera. Los científicos esperan que este nuevo telescopio descubrirá miles de objetos de emisión infrarroja que habían pasado indetectables – estrellas, nubes esterales, asteroides y, con suerte, el objeto que perturba a Urano y Neptuno.
La última vez que se llevó a cabo una búsqueda tan intensa de los cielos, condujo al descubrimiento de Plutón en 1930, el noveno planeta. Aunque la historia empieza mucho antes, después del descubrimiento de Urano en 1781 por el astrónomo y músico británico, William Herschel. Hasta entonces, el sistema planetario parecía terminar con Saturno.
Mientras los astrónomos observaban a Urano, se percataron de irregularidades en su órbita, por lo que muchos especularon que estaban siendo testigos de una fuerza gravitacional de un planeta desconocido. Así comenzó la primera búsqueda planetaria, basada en las predicciones de los astrónomos, y que concluyó en 1840 con el descubrimiento de Neptuno, casi de forma simultánea por astrónomos ingleses, franceses y alemanes.
Pero Neptuno no era lo suficientemente grande como para ser el único causante de los cambios en la órbita de Urano. De hecho, Neptuno en sí mismo se estaba viendo afectado por un planeta todavía más remoto. A finales del siglo XIX, dos astrónomos americanos, William H. Pickering y Percival Lowell, predijeron el tamaño y ubicación aproximada del objeto que afectaba a Neptuno, y que Lowell llamó el 10º planeta o Planeta X.
Años más tarde, Clyde W. Tombaugh detectó Plutón mientras trabajaba en el Observatorio Lowell en Arizona. Sin embargo, algunos astrónomos pensaron que podría no ser el Planeta X de la predicción. Observaciones posteriores lo confirmaron. Plutón era demasiado pequeño para cambiar las órbitas de Urano y Neptuno; la masa combinada de Plutón y su recientemente descubierto satélite Charon sólo es una quinta parte de la luna de la Tierra.
Cálculos recientes realizados por el Observatorio Naval de los Estados Unidos han confirmado la perturbación orbital de Urano y Neptuno, que el Dr. Thomas C. Van Flandern, un astrónomo en el observatorio, dice que podría explicarse sólo mediante “un planeta sin descubrir”. Tanto él como su colaborador, el doctor Robert Harrington, calcularon que el 10º planeta debería ser entre dos a cinco veces el tamaño de la Tierra y tener una órbita elíptica que lo sitúe unos 8 billones de kilómetros más allá de Plutón – es decir, muy lejos – pero dentro de la influencia gravitacional del Sol.
Algunos astrónomos han reaccionado con cautela ante las predicciones del 10º planeta. Recuerdan la larga, e inútil búsqueda del planeta Vulcano dentro de la órbita de Mercurio. Vulcano finalmente no apareció. No existía. Se preguntan si un objeto tan inmenso como el 10º planeta escaparía al exhaustivo reconocimiento realizado por el doctor Tombaugh, quien afirmaba que no se encontraba en las dos terceras partes del cielo que había examinado. Pero, según el doctor Ray T. Reynolds, del Centro de Investigación Ames en Mountain View, California, otros astrónomos “están tan seguros del planeta X, que creen que sólo falta asignarle un nombre”.
En una reunión científica mantenida el verano pasado, los partidarios del 10º planeta tendían a prevalecer. Se ofrecieron explicaciones alternativas a las de un planeta fuera de nuestro sistema solar. Según algunos científicos, esa cosa de ahí fuera bien podría ser un agujero negro sin descubrir o una estrella de neutrones pasando cerca del Sol. Los defensores del 10º planeta rechazaron estas sugerencias. El material que cae dentro del campo gravitacional de un agujero negro, los restos de una enorme estrella después de su colapso gravitacional, deberían ser detectables por rayos-x, y añadieron que ningún rayo-x había detectado algo semejante. Una estrella de neutrones, una estrella menos masiva que se colapsa a un estado de alta densidad, debería afectar el curso de los cometas, y mencionaron que estos cambios no se habían observado.
Se dio más credibilidad a la hipótesis de que una enana marrón fuera la fuerza misteriosa. Esta es la denominación informal de los astrónomos para hablar de cuerpos celestiales que no eran lo suficientemente masivos como para mantener reacciones nucleares continuas de fusión del hidrógeno en su núcleo y entrar en ignición; quizás como el grandioso planeta Júpiter, no lograron convertirse en estrellas con iluminación propia.
“La mayoría de las estrellas son pares, por lo que no es irrazonable pensar que el Sol tiene un compañero igual. Es más, una enana marrón en su cercanía podría no reflejar la luz suficiente como para ser observada desde lejos”, mencionó el doctor John Anderson, del Laboratorio de Propulsión Jet en Pasadena, California. No obstante, sus fuerzas gravitacionales, deberían producir energía detectable por el Satélite Infrarrojo Astronómico.
Sea lo que sea esta misteriosa fuerza, una enana marrón o un planeta más grande, el doctor Anderson dijo que era “bastante optimista” de que el telescopio por infrarrojo pudiera afinar y que la nave Pioneer pudiese aportar un cálculo aproximado de la masa del objeto. Por supuesto, nadie puede estar seguro de que incluso este descubrimiento pueda definir los límites de nuestro sistema solar”. Transcripción parcial del artículo publicado en “The Washington Post”
Domingo, 30 de diciembre de 1983.
Por el doctor Robert Harrington
Idioma original: inglés
“El cuerpo misterioso fue observado en dos ocasiones por el satélite infrarrojo cuando escaneaba el cielo norte desde enero hasta noviembre, hasta que se quedó sin el helio congelado que permite que este telescopio pueda observar los cuerpos más fríos que surcan los cielos. La segunda observación tuvo lugar seis meses después y sugiere que el cuerpo misterioso no se había movido desde su posición en el cielo cerca del borde oeste de la constelación de Orión.
“Esto sugiere que no es un cometa, porque un cometa no sería tan grande como lo que hemos observado y un cometa probablemente se habría movido”, dijo Houck. “Un planeta podría haberse movido si estuviese a 50 billones de millas, pero podría ser un planeta incluso más lejano y no haberse movido en estos seis meses”.
Posteriormente, en un artículo publicado el 10 de septiembre de 1984 por U.S. News and World Report, Gerry Neugenbaur, director del Observatorio Palomar del Instituto de Tecnología de California, decía: “Todo cuanto puedo decir es que todavía no sabemos lo que es”.
Algunos astrónomos dicen que el objeto que emite calor es una estrella colapsada que no se había descubierto o posiblemente una enana marrón, un cuerpo celeste que no llegó nunca a convertirse en una estrella. Sin embargo, un número creciente de astrónomos insisten en que el objeto es una masa gaseosa que evoluciona lentamente en un planeta.
Durante décadas, los astrónomos han observado que las órbitas de dos gigantescos y distantes planetas, Neptuno y Urano, se desvían lentamente del camino que deberían según las leyes de la física. La fuerza gravitacional del Planeta X podría ser la explicación a esta desviación.
“Por otra parte”, dice Neugebaur, “si podemos mostrar que nuestro propio sistema solar todavía está creando planetas, sabremos que está sucediendo también alrededor de otras estrellas”. En un comunicado de prensa de 1992, según Sitchin, la NASA explicaba: “Desviaciones inexplicables en las órbitas de Urano y Neptuno apuntan a la existencia de un gran objeto en el sistema solar exterior, de 4 a 8 veces la Tierra, en una elevada órbita muy inclinada, más allá de 11 billones de kilómetros del Sol”.Muchos científicos y astrónomos relacionados con esta investigación creen que, debido a la abrumadora evidencia, los gobiernos del mundo ya son muy conscientes de lo que está sucediendo con respecto a la aproximación de este objeto masivo, que los preparativos están en marcha, y que los desmentidos oficiales y falta de información en los medios de comunicación son debido a la intención de no causar el pánico global acerca de lo que podría suceder cuando tenga lugar el evento. La especulación, en base a las tendencias mundiales de los últimos veinte años y a la postulación científica, es que tal acontecimiento, conforme se acerca cada vez más el objeto, afectará cada vez más al campo magnético de la Tierra potenciando la actividad sísmica y los desastres naturales en todo el globo.
Según los expertos, cuando el Planeta X sobrevuele finalmente la Tierra, podría comenzar un violento fenómeno cósmico y durar varios meses, afectando a la Tierra de formas muy intensas, mientras el planeta se ve bombardeado por tormentas solares y rayos cósmicos.
Además, los expertos puntualizan que los gobiernos del mundo ya se están preparando y que a través de 12 satélites, situados sobre el Polo Norte y Europa, han descubierto una grieta importante en el campo electromagnético de la Tierra.
Entre las pruebas de los preparativos del gobierno circula la teoría de un proyecto clandestino de la NASA de lanzar varios satélites para supuestamente detectar y advertir, que satélites antiguos podrían haber ampliado su tiempo de vida, y que se podría estar construyendo un nuevo observatorio con un telescopio nuevo por infrarrojos a instalar dentro de una instalación de los Estados Unidos en el Polo Sur.
En el año 2003, se lanzó el Telescopio Espacial Spitzer, uno de los telescopios más grandes por infrarrojos. Además, ahora tenemos el Observatorio de la Estratosfera, por la Astronomía Infrarroja, mediante un avión jumbo preparado con telescopios a bordo para el estudio astronómico.
El SPT, o Telescopio del Polo Sur, es un telescopio por ondas, construido recientemente en la Antártica para monitorear objetos no observados en una franja visible. Los franceses tampoco se han quedado atrás y han construido el telescopio Concordia, supuestamente para monitorear la actividad sísmica en Júpiter.
En diciembre de 2008, comenzó a funcionar el nuevo Pan-Starr (Telescopio de Investigación Panorámica y Sistema de Rápida Respuesta) en el monte Haleakala, en Maui, Hawai. Equipado con la mayor cámara de grabación digital de 1,4 billones de pixels por imagen. Este aparato está diseñado para buscar y encontrar cualquier asteroide, cometa o cualquier otro planeta que pueda suponer una amenaza para el planeta Tierra.
Curiosamente, el telescopio conocido como Hubble, que en principio tendría que haber terminado su misión en el año 2007, fue reprogramado para que continuara funcionando hasta el año 2013. Y en agosto de 2008, al telescopio Hubble le fue añadido un hardware “clasificado”, así como escudos especiales de calor.
En abril de 2010, se añadió a esta larga lista de observatorios el telescopio Lucifer, en el monte Graham, cerca de Wilcox, Arizona. El telescopio, propiedad del Vaticano, es el telescopio óptico, binocular, más grande del mundo, diseñado para aportar observaciones sin precedentes de objetos cercanos a los infrarrojos. Su tecnología por infrarrojos y su nombre, parecen querer dar a entender que también el Vaticano busca el Planeta X.
Existe una supuesta filtración de los servicios secretos del Vaticano que habla acerca de un proyecto denominado “Secretum Omega”, que implica una aventura secreta en conjunto con la NASA. Según esta fuente extra oficial, el telescopio por infrarrojos del Estado del Pontífice, “Siloe”, habría sido lanzado al espacio en 1995 para monitorear la aproximación de Nibiru. El informante también ha revelado que, aparte de los posibles efectos catastróficos del paso de este planeta, este objeto celestial alberga una raza de alienígenas, tecnológicamente avanzados, que no vendrán en son de paz.
Por otro lado resulta curioso el reciente pacto firmado entre Rusia y los Estados Unidos de América, por el que científicos del espacio van a trabajar en conjunto para crear escudos protectores alrededor de la Tierra, puede que no sea para defendernos de agresiones con misiles nucleares, sino para los objetos y escombros espaciales procedentes de Nibiru.
Lo que es evidente es que, de existir, si este objeto de gran tamaño llega en el 2012 o si tarda otro siglo en aparecer, cuando lo haga podría ser un problema importante para la Tierra.
Título del artículo: "Alineamiento en el 2012"
El 21 de diciembre de 2012 tendrá lugar un fenómeno astronómico que sucede en nuestra galaxia cada 26.000 años. Nuestro Sol se alineará con el centro de nuestra galaxia, o con el Ecuador Galáctico1, durante el Solsticio de Invierno2.
Desde la tierra, la Vía Láctea se observa como una banda de estrellas, ancha y luminosa, que se estira en forma de arco sobre nuestras cabezas. Presenta varias manchas oscuras causadas por polvo estelar. La más prominente de ellas, en forma de una gran grieta, corre a lo largo de la galaxia. Los astrónomos mayas se habían percatado de que el sol del solsticio de invierno se iba desplazando lentamente hacia la Vía Láctea. Calcularon que al amanecer, el 21 de diciembre de 2012, el sol se encontraría en la grieta oscura, presentando un alineamiento único de estos dos cuerpos celestes.
El alineamiento de 2012, conocido como Alineamiento Galáctico4, traerá un cambio que comenzará el 21 de diciembre de 2012. Se dice que este alineamiento en concreto de planetas y de la grieta oscura del centro de la Vía Láctea, tiene lugar por primera vez desde la creación de nuestra era actual, nuestro mundo actual. Por primera vez en la historia registrada, en lugar de mirar hacia el extremo de la galaxia, estaremos mirando desde abajo del plano galáctico.
El lento proceso por el cual está a punto de darse esta alineación es una función de un fenómeno de astronomía conocido como precesión de equinoccios5. El ciclo se completa cada 26.000 años.
Algunos están convencidos de que este evento podría poner la Tierra en peligro de ser succionada a un agujero negro en el centro de la grieta oscura de la Vía Láctea. Otros piensan que dado que existe un alineamiento similar que implica solo el sol y la Vía Láctea cada Solsticio de Invierno en diciembre, que no hay nada de qué preocuparse. Pero hay otros emplazamientos planetarios extraños que tendrán lugar en el cielo con este alineamiento de 2012 que nos situará por debajo del plano del Ecuador Galáctico por primera vez en la historia conocida del mundo.
Al mismo tiempo que miraremos debajo de la grieta galáctica, desde el lugar opuesto del Ecuador Galáctico, también se producirá un eclipse anular solar6 y Venus pasará frente al sol. Por lo tanto, en el 2012 este alineamiento no solo emplazará a la Tierra en una intersección con el Ecuador Galáctico, sino que haciendo esto precisamente se alineará con el centro de la Galaxia donde existe un máximo de masa. Esta pesada masa significa un aumento en la gravedad, creando una influencia mayor desde el baricentro de nuestro Sol. Los astrólogos y algunos astrónomos predicen que este alineamiento provocará efectos adversos en la Tierra. Implica un rápido aumento en las interrupciones solares como parte de este fenómeno celestial (es decir, tormentas solares).
Además de todo lo que sucederá con el alineamiento de 2012, tendrán lugar otras dos contrariedades en nuestro sistema solar. Una de ellas es conocida como la Cruz Galáctica que está conectada a la Llave de Salomón. Esta formación es el resultado del resto de los planetas en nuestro sistema solar alineados en dirección opuesta a la Vía Láctea para formar una cruz en el cielo.
La Cruz Galáctica ha sido esperada desde los tiempos remotos del mundo de esta era en la que vivimos. El alineamiento de la Cruz Galáctica es de especial interés en Escuelas Místicas, sociedades secretas y en lo oculto.
Los Cherokee7 tienen una Constelación de Rattlesnake que mantiene otra formación diferente de cartografía antigua del cielo. Rattlesnake aparecerá en el cielo en 2012, según su calendario antiguo exactamente el 18 de diciembre de 2012, y marca el comienzo del Tiempo-Destiempo que durará tres días. Por lo tanto, esto significa que el Tiempo-Destiempo terminará el 21 de diciembre de 2012.
No hay mucha información publicada sobre la Constelación de Rattlesnake. Hay más en la historia, pero los Cherokee no han publicado el resto de las instrucciones de sus antepasados. Su razonamiento es simple, no saben que necesitamos el resto de la información y quizás a su debido tiempo será claro que es de utilidad para el resto del mundo. Todo apunta a que la Constelación de Rattlesnake podría ser la misma que el alineamiento de la Cruz Galáctica.
El año 2012 también se presenta con el máximo solar, un evento que tendrá efecto durante todo el año. Según la NASA, se espera que sea un máximo solar8 excepcionalmente fuerte. La NASA ha explicado en su web que esperan que el máximo solar de 2012 sea posiblemente tan “severo” como en 18599, o incluso peor que entonces. Hay que añadir a este tema los efectos gravitacionales que la aproximación de la Galaxia añadirá a la influencia de la actividad dañina del Sol y que será fácil de observar el 21 de diciembre de 2012.
Referencias:
El ecuador galáctico es el segmento que divide la Vía Láctea en dos mitades. Similar al tiempo del equinoccio cuando el Sol parece cruzar el Ecuador terrestre y con ello entra en un nuevo hemisferio. Curiosamente, el 21 de diciembre de 2012, se dará una alineación exacta entre la Tierra, el Sol, y el Ecuador Galáctico.
El solsticio de invierno corresponde al momento en el que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Dependiendo de la correspondencia con el calendario, suele tener lugar entre el 20 y el 23 de diciembre todos los años en el hemisferio norte, y entre el 20 y el 23 de junio en el hemisferio sur.
El nombre Vía Láctea proviene de la mitología griega y en latín significa camino de leche. Es la galaxia espiral en la que se encuentra el Sistema Solar y, por consiguiente, la Tierra. Posee una masa de 1012 masas solares y es una espiral barrada con un diámetro de unos 100 000 años luz. Se calcula que contiene entre 200 mil millones y 400 mil millones de estrellas. La distancia desde el Sol hasta el centro de la galaxia es de alrededor de 27 700 años luz.
El Alineamiento Galáctico es el alineamiento del Sol del Solsticio de Invierno con el Ecuador Galáctico. Este alineamiento sucede como resultado de la precesión de los equinoccios.
En astronomía, la precesión de los equinoccios es el cambio lento y gradual en la orientación del eje de rotación de la Tierra, que, como el bamboleo de una peonza (giroscopio), inducido por la gravedad, traza un cono en un ciclo de aproximadamente 25 776 años.
Un eclipse solar es el fenómeno que tiene lugar cuando la Luna oculta al Sol, desde la perspectiva de la Tierra. Esto se produce únicamente cuando existe luna nueva. Se dice que es anular cuando la Luna se encuentra cerca del apogeo y su diámetro angular es menor que el solar, de forma que en la fase máxima permanece visible un anillo del disco del Sol.
Los chéroqui son los indígenas de Norteamérica que habitaban el territorio actual de los estados de Alabama, Georgia, Kentucky, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia en el sudeste de los Estados Unidos. Posteriormente, la mayoría de ellos fueron forzados a trasladarse a la meseta Ozark, en Oklahoma. Esta tribu era uno de los pueblos que se agrupaban en las “cinco tribus civilizadas”.
El máximo solar tiene lugar en un ciclo de aproximadamente 11 años. Existe un mínimo solar y un máximo solar. El último máximo solar tuvo lugar en 2001, y el último mínimo solar fue en 2006. Se calcula que el próximo máximo solar tendrá lugar en el año 2012. Según un artículo publicado por la NASA en su página web en 2006, llamado “Advertencia sobre una Tormenta Solar”, explicado por el Dr. Tony Phillips, el máximo solar de 2012 será el más intenso desde 1859, cuando se produjo una gran explosión solar.
La tormenta solar de 1859 fue la más potente registrada en la historia. A partir del 28 de agosto se observaron auroras tan abajo como el Caribe, pero el pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, que provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los aparatos empezaron a arder, se registraron numerosos cortocircuitos y cortes que provocaron incendios, otros aparatos funcionaban sin estar conectados. Las anomalías se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando se observaron auroras por toda América del Norte, desde Maine hasta Florida, así como en Europa, Roma, Madrid, La Habana, islas Hawái, etc. Incluso en las Islas Baleares. El campo magnético de la Tierra se deformó ante la intensidad de la llamarada solar, lo que permitió la entrada de particular solares hasta la alta atmósfera. Una tormenta solar de esta magnitud en la civilización actual tendrá efectos catastróficos. Los rayos cósmicos solares erosionarían los paneles solares de los satélites artificiales. Muchos satélites de comunicación resultarían gravemente dañados. Tormentas solares de menor intensidad han afectado los servicios móviles y señales de TV, incluso GPS y redes de electricidad. También han provocado apagones históricos.
Washington Post
Misterio Heavenly Body descubierto, un artículo de primera plana
31-Dic-1983
Un cuerpo celeste posiblemente tan grande como el gigante planeta Júpiter y posiblemente tan cerca de la Tierra que sería parte de este sistema solar se ha encontrado en la dirección de la constelación de Orión por un telescopio en órbita a bordo del satélite de EE.UU. del infrarrojo. Tan misterioso es el objeto que los astrónomos no saben si es un planeta, un cometa gigante, un cercano "protoestrella" que nunca se caliente lo suficiente como para convertirse en una estrella, una galaxia distante tan joven que aún está en proceso de formación de su las primeras estrellas o una galaxia tan envuelta en polvo que ninguno de la luz arrojada por sus estrellas consigue a través de. "Todo lo que puedo decir es que no sabemos lo que es," el Dr. Gerry Neugebauer, científico principal del IRAS para Jet Propulsion Laboratory de California y director del Observatorio de Palomar para el Instituto de Tecnología de California, dijo en una entrevista.
La explicación más fascinantes de este órgano misterio, que es tan frío que no arroja ninguna luz y nunca se ha visto por los telescopios ópticos en la Tierra o en el espacio, es que es un planeta gaseoso gigante, tan grande como Júpiter y tan cerca de la Tierra como 50 mil millones millas. Si bien esto puede parecer una gran distancia en términos terrenales, es un paso en términos cosmológicos, tan cerca, de hecho, que sería el cuerpo celeste más cercano a la Tierra más allá de Plutón, el planeta más alejado. "Si es realmente tan cerca, sería una parte de nuestro sistema solar", dijo el Dr. James Houck de Centro de la Universidad de Cornell de Radio Física y de Investigaciones Espaciales y miembro del equipo científico de IRAS. "Si es tan cerca, no sé cómo los científicos planetarios del mundo, incluso se empiezan a clasificarla."
El misterio del cuerpo fue visto dos veces por el satélite infrarrojo, ya que exploró el cielo del norte desde el pasado enero a noviembre, cuando el satélite se quedó sin el helio superfrío que permitió su telescopio para ver el más frío de los órganos en los cielos. La segunda observación tuvo lugar seis meses después de la primera y sugirió que el misterio del cuerpo no se había movido de su sitio en el cielo cerca de la orilla occidental de la constelación de Orión, en ese momento. "Esto sugiere que no es un cometa porque un cometa no sería tan grande como el que hemos observado y un cometa probablemente se habría movido," dijo Houck. "Un planeta puede haber cambiado si se tratara de tan cerca como 50 mil millones millas, pero todavía podría ser un planeta más distante y no se han movido en un plazo de seis meses.
Sea lo que sea, dijo Houck, el cuerpo misterio es tan frío que su temperatura es no más de 40 grados por encima de "absoluta" de cero, que es 459 grados Fahrenheit bajo cero. El telescopio a bordo de IRAS se enfría tan bajo y es tan sensible que puede "ver" objetos en el cielo que están a sólo 20 grados sobre el cero absoluto. Cuando los científicos de IRAS vio por primera vez el misterio del cuerpo y se calcula que podría estar tan cerca como 50 millones de kilómetros, hubo algunas especulaciones de que podría estar avanzando hacia la Tierra. "No es el correo entrante", Neugebauer de Cal Tech, dijo. "Yo quiero apagar esa idea con tanta agua fría como pueda."
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